Ciudades más inteligentes y seguras

¿Somos seguros? ¿Son seguras nuestras ciudades?

Esta es la pregunta que nos hacemos cada vez más ante noticias que generan consternación y nuevas preocupaciones sobre la usabilidad de los espacios urbanos. La sociedad tecnológica y digitalizada en la que vivimos comunica cada acontecimiento con rapidez y sin filtros, y lo comenta con la misma rapidez. A través de la penetración masiva de las redes sociales, todo el mundo se convierte en experto, y esto induce a los profesionales a precisar, corregir, contextualizar e integrar la información, cuando ya ha sido consumida, haciendo inútil cualquier estudio en profundidad, cualquier reflexión. Y sin embargo, los datos oficiales no confirman esta inseguridad e incluso apuntan a una disminución de los fenómenos delictivos, constatando que no todo se puede medir sólo con datos. El suelo tecnológico y futurista, digital e intangible, sobre el que hemos construido nuestra sociedad se tambalea, pues, en ocasiones. El crecimiento demográfico se ralentiza, la edad media de nuestras comunidades ha aumentado y, en una sociedad que envejece, el cambio parece una amenaza imprevisible. Por tanto, se hace imprescindible construir verdaderas Smart Cities, partiendo de la tecnología existente, modificando e integrando su uso.

Las tecnologías de la Ciudad, ya no una herramienta pasiva con usos tradicionales sino, un elemento activo del territorio. En un momento de gran inseguridad, generada también por nuevos modos de protesta, por fenómenos meteorológicos repentinos, es evidente la inadecuación de nuestras estructuras, la lentitud de las respuestas, la percepción de incapacidad para reaccionar, para gestionar. Necesitamos introducir nuevas habilidades de diseño, construir prototipos urbanos, modelos de partes de la ciudad, inclusivos y participativos. Estudiar los sistemas y las tecnologías presentes en los contextos urbanos y vincularlos a las dinámicas humanas, a las necesidades, a los temores; superar los cuellos de botella disciplinarios poniendo en interacción las competencias a través de mesas multifuncionales.

¿Qué hacer concretamente? ¿Y cómo?

Digitalizar las ciudades, hacerlas inteligentes, convertirlas en "datos" combinando la ventaja individual de una ciudad conectada con la ventaja colectiva de una inteligencia que ayude a supervisar procesos, predecir y analizar riesgos. Los ejemplos y modelos pueden ser diversos: desde cámaras con análisis de vídeo que ahora forman parte de la tecnología generalizada, hasta bancos y postes de la luz inteligentes que vigilan el entorno, el clima, los incendios, la ocupación del espacio. Demarcan perímetros virtuales, generan alertas, prestan ayuda, a veces eliminan el miedo a estar solo. Ya es posible equipar lo que nos rodea, lo que estamos acostumbrados a reconocer como parte del contexto urbano, con sensores que proporcionan información. A través de un ejemplo concreto de cobertura inteligente del territorio, es posible trasladar al ciudadano noticias preventivas (las ya muy extendidas apps), orientar comportamientos, tranquilizar. La tecnología inteligente integrada en elementos del mobiliario urbano a través de sensores puede ayudar a prevenir y predecir cambios contextuales. Algoritmos de ocupación del espacio urbano, gestión de flujos de acceso, contadores de distinta naturaleza para conocer con antelación cambios de escenario y evoluciones.

¿Cómo hacerlo?

Estructurando una cadena de abastecimiento institucional proactiva, para innovar en lugar de renovar, para cambiar en lugar de replicar; para observar las experiencias, los fracasos de gestión para tomar nuevos caminos. Los acontecimientos de estas semanas nos han dado y nos están dando una gran oportunidad, la de comprender que lo que estamos haciendo es inadecuado, las respuestas son lentas, tardías, mientras que algunos cambios tecnológicos, ambientales son irreversibles. Necesitamos nuevas competencias digitales, planificación sostenible, pasiones, análisis, conocimiento, trabajo en red público/privado, nueva profesionalidad para salir de la inseguridad, del miedo. Y también necesitamos muchos jóvenes nuevos, nuevos talentos.

por Giuseppe Calabrese, publicado en Italia Oggi el 11/08/2023